En 1997 la casa vería una cercana recuperación cuando la familia Hernández Bizzotto de origen argentino, la adquirió y en año 2000 junto con el Arquitecto Alfredo Ríos y bajo la supervisión del dueño, Daniel Hernández; empezaron la restauración de esta casona que duró aproximadamente un año y medio.
El trabajo consistió en tratar de conservar la estructura original de la casona colonial con la intervención mínima de nuevos elementos como pisos de cerámica y de madera lacada.
También se decidió la implementación de nuevas habitaciones en el segundo patio de la casa donde antiguamente funcionaba una huerta familiar.